Para tener una clase media fuerte y asegurar que todos se beneficien de una economía saludable, es crucial que las empresas, grandes y medianas, continúen evolucionando  y fortaleciéndose y que las pequeñas empresas puedan crecer. Cuando las empresas se expanden, se vuelven más eficientes y productivas.

Esto no solo ayuda a las empresas mismas, sino que también hace que la economía sea más activa y capaz de ofrecer mejores empleos. Las empresas medianas y grandes juegan un rol clave para proporcionar trabajos estables y bien remunerados, lo que ayuda a los trabajadores a mejorar su calidad de vida y fortalecer la clase media.

El crecimiento de las empresas tiene un impacto significativo en la redistribución del bienestar. A medida que las empresas se expanden, generan más empleos y aportan mayores impuestos, recursos que el Estado puede destinar a políticas y servicios sociales. Esto, a su vez, beneficia a toda la sociedad, especialmente a los sectores más vulnerables, y contribuye a la reducción de las desigualdades.

Además, un sector empresarial fuerte y diverso promueve una distribución más equitativa del bienestar. Las empresas consolidadas fomentan la movilidad social al ofrecer empleos de calidad y oportunidades de crecimiento, lo que permite a los trabajadores avanzar en sus carreras y mejorar su situación económica, fortaleciendo así a la clase media. En definitiva, el crecimiento de las pequeñas empresas es fundamental para lograr una economía eficiente y una sociedad más justa.